Lima, viernes 21 de agosto de 2015.- El aceite de palma es uno de los más usados en el mundo. Lo usamos en jabones, cremas, chips, galletas y también en los biocombustibles, entre otros. Por ello, unido a lo rentable de este cultivo, la palma aceitera es un cultivo en aumento en nuestro país. Se estima que actualmente existen alrededor de 60 mil hectáreas sembradas en nuestro país (Dammert, 2014).
La palma crece en el clima tropical de la Amazonía, lo cual ha ocasionado que áreas que eran de bosque se deforesten para convertirse en campos de cultivo, perdiendo la riqueza de servicios que nos brindaba; asimismo en el procesamiento de la palma aparecen diversos efluentes o sustancias que, de no ser tratadas adecuadamente, pueden causar daños al ambiente y a la salud (se calculan 0,6 toneladas de aguas residuales por cada tonelada de racimos de fruta fresca (Kandiah, 2010)); se usan fertilizantes y plaguicidas que pueden ser nocivos para la salud humana, entre otros impactos de esta actividad, y que por lo tanto requiere una planificación adecuada para tratarlos y reducirlos.
Evaluar impactos… pero cómo
Actualmente muchos proyectos de palma aceitera presentan información imprecisa y/o desactualizada, presupuestos insuficientes para los planes de manejo ambiental y de residuos; se omite la presencia en el área de especies en peligro de extinción; y, en general, la información relativa a la evaluación de impactos es mayoritariamente descriptiva, sin información cuantitativa que sirva de sustento, entre otros problemas recurrentes. Y, de otro lado, no existe un criterio técnico único establecido para evaluar los posibles impactos ambientales y sociales en un proyecto de palma aceitera.
Frente a esta situación, Derecho, Ambiente y Recursos Naturales – DAR ha elaborado una propuesta de “Guía Práctica para la Revisión de Estudios de Impacto Ambiental (EIA) de Proyectos de Cultivo y Procesamiento de Palma Aceitera”, para contribuir a que los revisores tengan pautas a considerar al analizar un proyecto. Dicha propuesta fue presentada ayer 20 de agosto ante representantes del Estado y de la sociedad civil, para recoger sus aportes y mejorar su contenido.
En dichos eventos participaron representantes del Ministerio de Agricultura y Riego, del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre – SERFOR, del Programa Nacional del Programa Nacional de Conservación de Bosques del Ministerio del Ambiente (MINAM); y de diversas organizaciones de la sociedad civil.
La “Guía Práctica para la Revisión de Estudios de Impacto Ambiental (EIA) de Proyectos de Cultivo y Procesamiento de Palma Aceitera” se elaboró en el marco del proyecto Ordenamiento Territorial y Áreas Naturales Protegidas, que es posible gracias al apoyo de Gordon and Betty Moore Foundation.
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