Autora: Jessica Florián, especialista, Oficina Descentralizada de Loreto
El cambio climático a nivel mundial continúa acelerándose por el incremento de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) como el dióxido de carbono (CO2), el gas metano (CH4), entre otros; principalmente como resultado de actividades realizadas por la intervención humana como la quema de combustibles fósiles y la reducción de los bosques que absorben carbono, amenazando con exceder el límite de resiliencia de estos ecosistemas para la regulación del clima.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los bosques absorben 2000 millones de toneladas de CO2 cada año, por lo que las 68,070,889 hectáreas de bosque amazónico resulta clave para hacer frente al cambio climático. Sin embargo, los impactos ocasionados por las actividades humanas reducen aceleradamente su extensión, siendo la tala ilegal, la expansión de la agricultura y la infraestructura vial, los principales motores de la deforestación y pérdida de los bosques a nivel mundial. Se suma a ello, el crecimiento poblacional que genera mayor demanda de alimentos y otros recursos.
Según el Sexto Informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) (2021), las emisiones GEI procedentes de las actividades humanas son responsables de un calentamiento de aproximadamente 1,1 °C desde 1850-1900, y se prevé que la temperatura mundial promedio de los próximos 20 años alcance o supere el calentamiento de 1,5 ºC.
¿El clima del mundo realmente está cambiando tanto?
El 2021 fue un año de extremos en el clima, con el verano más cálido en Europa y olas de calor en el Mediterráneo, así como altas temperaturas en Norteamérica. En el Perú, observamos variaciones climáticas en distintas ciudades, por ejemplo los nevados como el Huascarán y los nevados de la Cordillera Blanca, han perdido el 51 % de su superficie glaciar en los últimos 50 años debido a los efectos del cambio climático, e incluso podrían llegar a desaparecer en el año 2111.
En la Amazonía peruana también se observa que los cambios en el clima se aceleran con el pasar de los años, presentando lluvias de mayor intensidad en períodos cortos, las cuales generan inundaciones, olas de calor con sensación térmica cada vez mayor. En los años 2005 y 2010 en el departamento de Loreto, se dieron las mayores sequías registradas en los años recientes, mientras que en el 2012 y en el 2015 se dieron las inundaciones más fuertes que afectaron gravemente a Iquitos. A inicios de 2022, se registró una de las olas de calor más fuertes en los últimos 40 años y la estacionalidad resulta difícil de predecir.
En el trabajo de campo realizado por DAR a finales de 2019 y principios de 2020, registramos en la cuenca de los ríos Tigre y Morona, en el departamento de Loreto; la mayor incidencia de enfermedades respiratorias agudas en niños y niñas, como producto de cambios repentinos en el clima. Así también, la población manifestó su preocupación al verse más afectada por el mayor nivel de creciente de los ríos sobre sus chacras y hogares. Por ello, las familias deben trasladarse a vivir temporalmente hasta la parte más alta del bosque, donde no llegue la creciente.
Los sabios y mujeres de las comunidades de las cuencas de los ríos Tigre y Morona, recuerdan que cuando ellos eran niños o jóvenes, las variaciones climáticas no eran tan extremas y eran predecibles; las inundaciones y otros efectos climáticos no impactaban negativamente sus vidas al nivel actual, podrían incluso saber si un recurso estaría disponible en creciente o vaciante.
Asimismo, las inequidades sociales, especialmente en la zona rural amazónica, incrementan el nivel de impacto sobre la población, de manera diferenciada, dado que no todos tienen los recursos ni conocimientos para adaptarse rápidamente a las variaciones climáticas e implementar las acciones necesarias.
¿Aún es posible mitigar el cambio climático?
A nivel internacional, nacional y subnacional se implementan diversos instrumentos para hacer frente al cambio climático, tales como el Acuerdo de París, que busca reforzar la respuesta mundial al cambio climático, manteniendo el aumento de la temperatura mundial en este siglo muy por debajo de los 2 C° y aumentando las capacidades de los países para hacer frente a los efectos del cambio climático.
A nivel nacional, tenemos la Ley Marco sobre Cambio Climático, la Estrategia Nacional de Cambio Climático y las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC), con 62 medidas de mitigación para reducir las emisiones de GEI y 92 medidas de adaptación para crear resiliencia y adaptarse ante los efectos del cambio climático.
Loreto aprobó recientemente su Estrategia Regional de Cambio Climático (ERCC), que orientará las acciones estratégicas para enfrentar los efectos del cambio climático, en coherencia con las políticas y compromisos climáticos nacionales. Su implementación exige la articulación entre las entidades públicas, sector privado y la sociedad civil para lograr disminuir la emisión de GEI.
Aún nos falta mucho por hacer ante la aceleración del cambio climático y si queremos generar cambios debemos comenzar pronto, a partir de la toma de conciencia de lo que ocurre en nuestro entorno, cambios en nuestros patrones de consumo, así como mantener nuestro compromiso de mitigar los impactos negativos y potenciar los positivos desde los hogares, asegurando la provisión de recursos de los bosques amazónicos. Finalmente, acciones sencillas también pueden incluir el cambio del uso de plásticos de un solo uso por envases biodegradables, no arrojar residuos en los ríos o en las calles, plantar árboles, no desperdiciar el agua, ahorrar energía, aprovechar la biodiversidad bajo acciones de manejo, entre otras.