El día de ayer, 10 de agosto, el Gobierno Peruano pudo resolver –tras una lenta respuesta luego de dos semanas de paro en la provincia de la Convención, Cusco- un conflicto socioambiental que estaba ad portas de convertirse en otro Baguazo si no se iniciaba un dialogo con la población. Al final, se lograron los “Acuerdos de Quillabamba” que benefician directamente el desarrollo regional (“planta de fraccionamiento del gas de Kepahiato”), y el nacional (“las reservas del lote 88 están dirigidas para el consumo interno”).