Informe IPCC 2022: El cambio climático se dirige a un punto sin retorno. Es urgente la construcción e implementación de políticas de mitigación y adaptación

Mar 25, 2022 | Noticias, Programa Cambio climático y bosques

Escrito por: Michelle Koechlin Cuba 

Programa Cambio Climático y Bosques de DAR

A finales del mes pasado, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) publicó la segunda parte del Sexto Informe sobre Cambio Climático, denominado Cambio Climático 2022: Impactos, Adaptación y Vulnerabilidad.

Este informe presentó un análisis sobre la evaluación de impactos, riesgos y adaptación al cambio climático con un enfoque de interacciones, que reconoce la interdependencia del clima, los ecosistemas y la biodiversidad, así como de las sociedades humanas. Ante ello, se afirmó que los riesgos son complejos, pues múltiples peligros climáticos ocurren de manera simultánea e interactúan entre ellas, dando como resultados riesgos difíciles de gestionar que se transmiten a través de sistemas interconectados y entre regiones.

Asimismo, reconoce la importancia de diversas formas de conocimiento, pues valora no solo el conocimiento científico, sino también el indígena y el local, para comprender y evaluar los procesos de la adaptación climática y las acciones para reducir los riesgos del cambio climático. Además, destaca las soluciones de adaptación que se ajusten a la justicia climática, en el que incluyen tres principios: justicia distributiva, que se refiere a la asignación de cargas y beneficios entre individuos, naciones y generaciones; juicio penal, que se refiere a quién decide y participa en la toma de decisiones; y el reconocimiento, que implica el respeto básico, el compromiso sólido y una consideración justa de las diversas culturas y perspectivas.

El nuevo informe revela que las medidas adoptadas hasta el momento, frente a las que se necesitan, son insuficientes para enfrentar el cambio climático, por lo que resulta urgente tomar medidas ambiciosas de adaptación y mitigación para lograr la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, así como para evitar más pérdidas de vidas y biodiversidad.

Sobre riesgo, vulnerabilidad, mitigación y adaptación ¿Qué son y cómo debemos enfocarlos?

El informe investiga, a grandes rasgos, los escenarios de riesgo asociados al cambio climático. Este término es complejo, pero se puede definir como “la combinación de la probabilidad de un evento peligroso y sus consecuencias negativas” (UNISDR, 2009). El riesgo también es el escenario donde confluyen algunos peligros latentes, en este caso asociados a los efectos del cambio climático (como los efectos ante seguridad alimentaria) y la vulnerabilidad que pueden ser de distintos tipos y que, además, se distribuyen inequitativamente.

En el análisis de los diferentes escenarios de riesgos, es necesario considerar la vulnerabilidad, que es un término con muchas aristas. En concreto, se refiere a las “características y las circunstancias de una comunidad o sistema que los hacen susceptibles a los efectos dañinos de una amenaza” (UNISDR, 2009). De acuerdo con el estudio de Blaikie y otros (1996) esta vulnerabilidad se enmarca en las condiciones del entorno social, político y económico. Ante ello, se debe considerar, que los pueblos indígenas son de los primeros en experimentar los efectos directos del cambio climático[1].

Entonces, frente al riesgo que implica el cambio climático y sus efectos diferenciados en la población por la variaciones de la vulnerabilidad, existen dos tipos de medidas necesarias a adoptar: mitigación y adaptación. Las estrategias de mitigación se refieren a evitar y reducir la producción de gases de efecto invernadero (GEI) como impulsores del cambio climático, así como aumentar los sumideros de estos gases. Las medidas de mitigación están principalmente ligadas a cambiar patrones de producción, especialmente en el ahorro y uso eficiente de la energía, transporte, desechos, agricultura y uso de suelo, cambio de uso de suelo y silvicultura (USCUSS). (EIRD, s.f; MINAM, s.f). Sobre este último, se tiene como parte esencial la conservación de ecosistemas sumideros de carbono como los bosques.

Por otro lado, para aquellos efectos ya desencadenados en el marco del cambio climático se requieren medidas de adaptación. La adaptación se refiere a los “procesos de ajustes al clima real o proyectado y sus efectos en sistemas humanos o naturales, a fin de moderar o evitar los daños o aprovechar los aspectos beneficiosos” (IPCC, s.f). Las medidas tienen como núcleo la disminución de la vulnerabilidad de los diferentes actores de la sociedad, para lo cual se requieren políticas que doten de capacidades de adaptación y resiliencia a los actores para luchar contra los impactos desiguales del cambio climático, así como aprovechar la posibilidad de impactos positivos a partir del reconocimiento del problema clima-sociedad.

Si bien el informe se enfoca más en las medidas de adaptación, es necesario considerar que el cambio climático plantea distintas amenazas y que sin una priorización de acciones de mitigación, las medidas de adaptación pueden convertirse en malas medidas que conducen a un mayor riesgo, a una mayor o modificada vulnerabilidad al cambio climático, a resultados más inequitativos o una disminución del bienestar. Es así que los diferentes impactos pueden limitar la capacidad de adaptación, más aún considerando los períodos en que se proyectan los riesgos; según el informe, los riesgos a corto plazo serán proyectados entre el 2021-2040; en el mediano plazo entre el 2041-2060; y en el largo plazo entre el 2081-2100.

Seguridad alimentaria: impactos sobre la escasez de agua y producción de alimentos

Si bien el informe abarca diferentes sistemas humanos sobre los que el cambio climático genera riesgos, en este caso interesa resaltar la seguridad alimentaria. Pues el cambio climático ha contribuido a reducirla, así como la producción de alimentos y la disponibilidad de recursos hídricos. Esto ha obstaculizado los esfuerzos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

En este marco, el informe señala que se ha producido un deterioro generalizado de la estructura y función de los ecosistemas, la resiliencia y la capacidad de adaptación natural, así como cambios en el calendario estacional debido al cambio climático con consecuencias socioeconómicas adversas, donde la mitad de las especies evaluadas a nivel mundial se han desplazado, identificándose también cientos de pérdidas locales de especies, debido al aumento en la magnitud de los extremos de calor.

Por otro lado, se evalúa el riesgo de escasez de agua, que si bien puede ser un impacto bajo en los países de América central y Sudamérica, se presenta la posibilidad de un incremento debido al cambio climático, que pueden ser tanto beneficiosos como dañinos. La ganadería tiene un nivel de riesgo medio con la posibilidad de que estos impactos pueden significar mejoras o daños. Asimismo, presenta la evaluación de riesgo respecto a la agricultura y la acuicultura, que a pesar de tener un nivel de riesgo medio, las tendencias de los impactos por el cambio climático son adversos. Actualmente, las pérdidas repentinas en la producción de alimentos y el acceso a los alimentos, han aumentado la desnutrición en muchas comunidades, especialmente en los pueblos indígenas.

De acuerdo con la información recogida por el IPCC, ha habido avances en la planificación y aplicación de adaptación en todos los sectores y regiones, sin embargo, los procesos de adaptación se han distribuido de manera desigual. Del mismo modo, las iniciativas dan prioridad a la reducción inmediata y a corto plazo de los riesgos climáticos, lo que reduce la oportunidad de una adaptación transformadora.

Pero, ¿qué se requiere para una adaptación transformadora en la seguridad alimentaria? El IPCC señala tres factores: políticas públicas eficientes, mejora de la disponibilidad de alimentos y la reducción del riesgo de los sistemas alimentarios. Algunas de las opciones efectivas que propone el informe son la mejora de los cultivos, la agrosilvicultura, la adaptación comunitaria, la diversificación de las explotaciones y del paisaje, y la agricultura urbana.

Asimismo, se rescatan los principios y prácticas de los sistemas agroecológicos, que se basan en procesos naturales como el control de plagas, la polinización, la amortiguación de temperaturas extremas, y el secuestro y almacenamiento de carbono. Sin embargo, esto no es suficiente. Se requiere combinarlos con estrategias multisectoriales que aborden, también, las vulnerabilidades distribuidas desigualmente en cuanto al acceso a insumos, mercados, conocimiento y gestión para asegurar la salud y bienestar en la línea de la seguridad alimentaria igualitaria.

Infraestructura: Impactos y medidas a considerar

La infraestructura es un concepto amplio que puede incluir a la infraestructura social como: vivienda, salud, educación, medios de vida, redes de seguridad social, patrimonio cultural e instituciones, gestión del riesgo de catástrofes y planificación urbana. También existe la infraestructura ecológica, que se refiere al aire limpio, protección contra las inundaciones, agricultura urbana, temperatura, corredores verdes, cursos de agua y vías fluviales; el análisis sobre estos dos tipos de infraestructura suelen enmarcarse en procesos más amplios por su carácter dinámico. Finalmente, está la infraestructura física, que incluye energía, transporte, comunicaciones (incluidas las digitales), forma construida, agua y saneamiento y gestión de residuos sólidos.

Sobre esta última, por su naturaleza de costos fijos altos, inmovilidad, indivisibilidad y ciclos de vida más largos, presentan un mayor nivel de riesgo. Esto debido al rasgo de interdependencia entre los diferentes tipos de infraestructura física, por lo que se crean fallas en cascada (Undorf et al; Barabási en IPCC, 2022). En concreto, hay una estrecha relación entre los sistemas de transporte que garantizan el acceso a recursos como el combustible, alimentos, personal y, en caso de desastres, respuesta de emergencia. En este sentido, como bien rescata el informe, se requiere un enfoque intersectorial para la adaptación, pues diferentes infraestructuras se han visto comprometidas por eventos extremos, que han causado pérdidas económicas, interrupciones de los servicios e impactos en el bienestar.

Sin embargo, las medidas de mitigación ante el cambio climático también deben ser priorizadas para este sector, pues en la Amazonía el 95 % de la degradación de ecosistemas inducidos por proyectos viales se da a 5,5 km de distancia de las vías (Laurance et al. en DAR, 2021). De acuerdo con la “Evaluación preliminar del proyecto vial Iquitos – Saramiriza desde un enfoque de infraestructura verde”, en el marco de la infraestructura vial, los proyectos de carreteras están entre los que causan impactos indirectos y acumulativos significativos debido a cambios en el uso de la tierra, fragmentación de hábitats, introducción de especies invasoras, entre otros. Estos impactos, también tienden a ser incrementales en tanto que cuando una acción ocurre, se añaden a otras acciones pasadas, presentes, o razonablemente previsibles y sin importar cuál agencia o persona emprenda la acción.

Ante ello, los criterios socioambientales deben ser fortalecidos en la fase de planificación, evaluación y ejecución de proyectos de infraestructura, pues estas deben responder a un enfoque de necesidades locales, deben adaptarse a la geografía y tener un enfoque de intervención temprana de los posibles impactos socioambientales. El informe señala que existen factores no climáticos, incluidos algunos patrones de asentamiento y la ubicación de la infraestructura, que están contribuyendo a la exposición de más activos a las amenazas climáticas extremas.

Por ello, una de las recomendaciones para tomar en cuenta es el desarrollo e implementación de infraestructura sostenible, que tienen la capacidad de proporcionar múltiples servicios, pero, sobre todo, una planificación y evaluación ambiental detallada, pues especialmente la infraestructura vial facilita la deforestación, fragmentando la selva tropical y aumentando la sequedad e inflamabilidad de la vegetación.

Reflexiones finales

El informe IPCC reconoce que en zonas rurales la vulnerabilidad aumentará debido a los procesos combinados que incluyen una alta emigración, una habitabilidad reducida y una alta dependencia de medios de vida sensibles al clima. Los sistemas de infraestructura clave, incluidos el saneamiento, el agua, la salud, el transporte, las comunicaciones y la energía, serán cada vez más vulnerables si el diseño y las normas no tienen en cuenta las condiciones climáticas cambiantes. Esto, sumado a la pérdida de ecosistemas y de sus servicios, tiene impactos en cascada en todo el mundo, especialmente en los pueblos indígenas y las comunidades locales que dependen directamente de los ecosistemas para satisfacer sus necesidades básicas.

Es urgente que el Estado apueste por la implementación de políticas de mitigación y adaptación, e incluya nuevos enfoques, por ejemplo, abordar el impacto de la infraestructura vial e impulsar el desarrollo de energías renovables. Es una oportunidad el proceso de la segunda reforma agraria para incluir estos temas y contribuir a la seguridad alimentaria. Así, el informe IPCC recomienda que las medidas de mitigación como la conservación de los bosques deben estar acompañadas de medidas de adaptación transformadoras. Como bien se menciona, estas deben tomar en cuenta las zonas donde hay mayor riesgo, así como la distribución desigual de las vulnerabilidades. De modo que esta debe integrar estructuras de gobernanza existentes en las organizaciones asociadas, sus inversiones, políticas y prácticas para contribuir a ampliar el espacio de soluciones y apoyar los esfuerzos de adaptación.

 

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[1] Foro Permanente de las Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas: Backgrounder: Climate change and indigenous peoples, UNPFII, s.f., http://www.un.org/esa/socdev/unpfii/documents/backgrounder%20climate%20change_FINAL.

pdf [acceso el 6 de junio de 2016]

 

 

 

Fuentes:

IPCC (2022). Climate Change. Impacts, adaptation and vulnerability. Summary for Policymakers. Working Group II contribution to the Sixth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change. https://report.ipcc.ch/ar6wg2/pdf/IPCC_AR6_WGII_SummaryForPolicymakers.pdf

IPCC (2022). Climate Change. Impacts, adaptation and vulnerability. Summary for Policymakers. Working Group II contribution to the Sixth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change.
https://report.ipcc.ch/ar6wg2/pdf/IPCC_AR6_WGII_FinalDraft_FullReport.pdf

Blaikie, P., Cannon, T., David, I. y Wisner, B. (1996). Vulnerabilidad: el entorno social, político y económico de los desastres naturales. Red de Estudios sociales en prevención de desastres en América Latina, Perú.

Botero, R. (2021). Evaluación Preliminar del Proyecto Vial Iquitos Saramiriza desde un enfoque de infraestructura verde. Derecho, Ambiente y Recursos Naturales (DAR).https://dar.org.pe/wp-content/uploads/2021/07/libro_iq_saramiriza_vf.pdf

MINAM (s.f). Dialoguemos del Reglamento de la Ley Marco sobre Cambio Climático: Adaptación y mitigación al cambio climático. https://www.minam.gob.pe/cambioclimatico/wp-content/uploads/sites/127/2018/08/3.-Adapta

EIRD (s.f). Manual de la ciudadanía ambiental global. ci%C3%B3n-y-Mitigaci%C3%B3n-al-cambio-clim%C3%A1tico.pdf
https://www.eird.org/publicaciones/doc16967-6.pdf

UNISDR (2009). Terminología sobre la reducción del riesgo de desastres.