Escribe: Ricardo Pérez.
El Banco Mundial (BM) tiene competencia por primera vez en su historia. Bancos chinos (minería) y brasileños (infraestructura) prestan dinero rápido, sin exigir garantías a sus proyectos financiados, de que no arrojarán de sus territorios a miles de personas (Pakitzapango), o no serán ejecutados por empresas investigadas por ser fachada de mafias regionales (Lava Jato).
Los políticos, sin verdaderos partidos que los respalden ni instituciones fuertes que los controlen, dependen de que sus “obras emblemáticas” se terminen durante sus mandatos y siempre prefieren al financista que les haga las cosas más fáciles. Antes de llegar la competencia, el BM tenía condiciones estrictas y seguras para financiar proyectos considerados riesgosos para comunidades y ecosistemas. Ahora, por el contrario, ha decidido competir. Quiere ganar esta carrera geopolítica sobre quién “desarrolla” más países sin tomar en cuenta los riesgos.
En el Perú, no hay ninguna razón para pensar dos veces antes de lanzar paquetazo tras paquetazo. El financiamiento está garantizado, incluso el del, antes estricto, BM. El financista que faltaba ha entrado al juego y este año, en Lima, presenta sus nuevas políticas de Salvaguardas Socioambientales, cuya novedad más preocupante es que ahora solo se exigirá el cumplimiento de la legislación local.
¿Tenemos en el Perú un marco legal adecuado para garantizar que no tendremos más y más conflictos socio-ambientales? ¿Tenemos un verdadero acuerdo sobre cómo aplicar la Consulta Previa? ¿Hemos logrado un ordenamiento territorial adecuado? El BM se deja arrastrar peligrosamente por la corriente desreguladora global, olvidando su responsabilidad de evitar que estados débiles –donde el acceso a los espacios de toma de decisiones es tan desigual– tengan los recursos financieros necesarios para beneficiar a unos pocos, destruyendo, en varios casos, la vida de muchos.
Las organizaciones civiles y los movimientos sociales tenemos la oportunidad y la responsabilidad de hacer sentir nuestra voz para detener esta carrera en la que, al final, vamos a perder todos.
Columna Amazonía y Buen Gobierno publicada en Diario Uno el miércoles 30 de setiembre de 2015.