Cristina López Wong
Coordinadora de la oficina descentralizada de Derecho, Ambiente y Recursos Naturales – DAR
El Perú es uno de los 10 países megadiversos a nivel mundial, por su diversidad de ecosistemas, especies, recursos genéticos y climas, así como por su multiculturalidad. Es el segundo país en América Latina y el cuarto a nivel mundial con más superficie de bosques (13% de los bosques tropicales amazónicos). Es, además, uno de los centros más importantes de recursos genéticos de esta parte del mundo, por su alto número de especies domesticadas originarias.
En la Amazonía peruana, se estima que existen unas 800 especies de peces (82% del registro en el país), siendo una de las fuentes de proteína más importante para la población amazónica (consumo anual de 80 000 toneladas). La diversidad de especies de plantas alimenticias nativas en la Amazonía alcanza 550 especies. En Iquitos se consume a diario unas 20 toneladas de aguaje (Mauritia flexuosa) e implica el corte de más de 17 mil palmeras femeninas mensualmente.
Los impactos generados por las actividades extractivas, productivas e ilegales, están deteriorando la diversidad biológica y han puesto en peligro muchas especies de plantas y animales, así como a los procesos ecológicos esenciales. La sobreexplotación y las alteraciones físicas de los ecosistemas acuáticos han disminuido la población de peces comerciales, mientras que el tráfico de fauna silvestre se mantiene como una de las actividades ilegales más lucrativas. Además, los altos índices de pobreza y pobreza extrema de la población amazónica, relacionados con las altas tasas de anemia y desnutrición crónica infantil, los modelos de consumo, las actividades extractivas cercanas a la población y la réplica de modelos productivos ajenos al contexto amazónico, están cambiando los hábitos alimenticios e incrementado la vulnerabilidad de los pueblos indígenas y comunidades locales.
Si queremos garantizar el aporte del potencial productivo del bosque amazónico para la seguridad alimentaria y generación de ingresos económicos para la población amazónica, es prioridad asegurar la conservación de las áreas naturales protegidas y otros espacios de conservación de la diversidad biológica.
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