- En el marco de la ruta del buen vivir Asháninka o Kametsa Asaike, CARE y DAR unieron esfuerzos para el empoderamiento de las defensoras y los defensores ambientales.
- El primer módulo de capacitación consiguió congregar a 80 defensoras y defensores de cinco comunidades Asháninkas.
- 26 defensoras Asháninkas fueron capacitadas y participaron en diálogos para la identificación de impactos diferenciados en mujeres.
Con la finalidad de contribuir con el proceso de implementación del Kametsa Asaike, que plantea como parte del buen vivir Asháninka el “vivir seguros y tranquilos en nuestro territorio de siempre”, desde el 26 de marzo hasta el 1 de abril, los equipos técnicos de la Central Asháninka del Río Ene (CARE) y Derecho, Ambiente y Recursos Naturales (DAR) llevaron a cabo capacitaciones que beneficiaron a 80 integrantes de cinco comunidades nativas ubicadas en la parte alta del río Ene, en la provincia de Satipo, región Junín.
Al respecto, Yanet Velasco Castillo, miembro del Consejo Directivo de CARE, destacó “el Taller ha sido importante ya que como defensores y defensoras de nuestro territorio necesitamos fortalecernos ante las múltiples amenazas que sufrimos a manos de colonos. Necesitamos seguir fortaleciéndonos, empoderar a las mujeres, y colectivamente dejar un territorio sano y saludable para nuestras futuras generaciones”.
“Nuestro bosque es vida, y como pueblo indígena no queremos que nuestro territorio sea invadido, contaminado, porque sin nuestro territorio no somos nada. Como integrante del Consejo Directivo de CARE, y como mujer me siento muy contenta por haber tenido esta capacitación con nuestro aliado DAR”, subrayó.
Las capacitaciones estuvieron dirigidas a las comunidades nativas de Catongo Quempiri, Quimaropitari, Alto Tsirotiari, Yaviro y Boca Anapate; y estuvieron enfocadas en el empoderamiento, especialmente, de quienes han asumido roles de liderazgo en las iniciativas de protección impulsadas por CARE, es decir, personas defensoras indígenas y del territorio que se enfrentan a amenazas por las crecientes presiones ocasionadas por los cultivos de uso ilícito de hoja de coca y actividades de tala ilegal.
Las capacitaciones incorporaron una perspectiva de género, con talleres focalizados con hombres y con mujeres, considerando las diferentes necesidades de cada grupo ante las presiones territoriales y los impactos diferenciados que existen para las mujeres.
Asimismo, se tuvo en cuenta el enfoque intercultural, contando con interpretación al idioma Asháninka para facilitar la intervención de los asistentes, y que puedan aportar así su perspectiva sobre las amenazas y riesgos, pero también sobre el rol que tienen dentro de las comunidades. Se logró capacitar un total de 54 hombres y 26 mujeres.
Clementina Shinquireri, jefa de la comunidad Catongo Quempiri, subrayó “las capacitaciones han sido muy útiles sobre todo para las personas más jóvenes de la comunidad, para que conozcan las herramientas para proteger nuestro territorio”.
Estas actividades son parte de un proceso de coaprendizaje, a partir de las experiencias históricas en defensa territorial de las comunidades, para hacer frente a un contexto actual de presiones asociadas con el narcotráfico que ponen en riesgo la propia supervivencia del pueblo asháninka.
En ese sentido, se busca rescatar y recuperar los conocimientos adquiridos y revalorizarlos para una protección efectiva articulada con las iniciativas estatales que vienen implementándose, como el Mecanismo Intersectorial para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.