Foto: María Fe Mendoza / DAR
Por: César Gamboa Balbín, Derecho, Ambiente y Recursos Naturales
Yo ingresé meses después de que se fundara Derecho, Ambiente y Recursos Naturales DAR. Esta asociación sin fines de lucro fue fundada por un grupo de abogados que fueron “invitados” a salir del viejo “INRENA”, hace ya 20 años. DAR comenzó con pocos recursos y son incontables las anécdotas de cómo cada uno de sus miembros trajo su escritorio y demás enseres; y aportó lo que tenía para hacer crecer esta institución en estos años.
En DAR encontré mística y convicción en un grupo de jóvenes profesionales que quería proteger nuestro patrimonio natural, especialmente la Amazonía. Esta mezcla de experiencias y conocimientos, tan diversos, selló en un inicio el trabajo de DAR como puente entre el mundo ambiental e indígena. Poco después miramos la importancia de la planificación, la participación, la transparencia y la idoneidad de las decisiones públicas en el tema ambiental, y DAR incorporó su enfoque de gobernanza de los recursos naturales, haciéndola una institución sui generis dentro de la sociedad civil.
La Amazonía sin límites se convirtió para DAR en su gran casa, en su razón de ser. En estos años hemos trabajado con comunidades indígenas, autoridades locales y aliados, en varios países amazónicos, todos ellos guardianes de los bosques y los ríos. Todo lo hicimos porque amamos la Amazonía, porque amamos su gente, porque consideramos que como peruanos podíamos hacer mejor. No queríamos servirnos de la Amazonía, queríamos servir a un bien común. Apostamos a que podríamos convivir con la Amazonía. Cuando uno llega al Amazonas, llega a enamorarse.
Las cosas hoy son distintas y han mejorado. No es lo mismo que hace años en el Perú. Varios conflictos socioambientales le han enseñado a nuestro país a proteger su patrimonio natural y a construir el principio de protección ambiental, a valorar la naturaleza, y al pendiente pedido de perdón y pago por la deuda histórica de contaminación a muchos pueblos de nuestro país… Se ha creado institucionalidad ambiental; más reglas y procedimientos se han sobrevenido, se han protegido mejor las cosas, pero hay males mayores que nos aquejan. Todo tiene sus altas y bajas, todo tiene su costo. Buscar un desarrollo equitativo, participativo, incluyente y sostenible es difícil. Cuantas veces uno debe enfrentarse a la corrupción, a la picardía de sacarle la vuelta a la ley, tan viejo como acostumbrados estamos de estos males, que ya no importa el bien para todos… A eso nos hemos enfrentado y muchas veces nos hemos equivocado, pero de lo que no pueden acusarnos es que no hagamos las cosas con pasión.
Remar por un ambiente mejor es duro. Aún quedan retos a futuro de cómo enfrentar las ilegalidades en la Amazonía. La situación empeoró en estos últimos años. Más deforestación, más minería ilegal, más tala ilegal, se vino con la pandemia. Es un problema de mafias y corrupción, pero también está cambiando nuestro país y debemos saber leerlo desde las políticas públicas, desde las propuestas ciudadanas. Mientras que no lo sepamos enfrentar y solo prevalezcan nuestras particularidades, no habrá justicia ambiental para los peruanos y la naturaleza. Seguro, el camino más fácil es mirar a otro lado o el caminar en silencio, pero es importante alzar la voz y pronunciarse, esta es una forma de contribuir a una Amazonia sostenible, equitativa y más segura. DAR seguirá en la búsqueda de este sueño amazónico. Mientras tanto, no nos queda más que agradecer a todos los profesionales que trabajaron y trabajan en esta institución, así como a todos nuestros aliados por confiar en nosotros.