Escribe: Diego Saavedra Celestino.
Hace una semana –en diferentes eventos públicos– el gremio empresarial ha presentado un diagnóstico desalentador y preocupante del sector hidrocarburos. Para enfrentarlo, propone una serie de medidas, que incluye hasta una declaratoria de emergencia.
Señalan que la caída mundial de los precios de los hidrocarburos y los excesivos permisos ambientales y administrativos exigidos por el país, hacen retroceder la inversión, sobretodo en la etapa de exploración. Según Beatriz Merino de la Sociedad Nacional de Hidrocarburos, razones no faltan: “solo 2 contratos nuevos en los últimos 3 años y el 60% de cuencas sedimentarias en la Amazonía están sin explorar”. Todo esto nos hace perder competitividad.
Proponen continuar simplificando el marco regulatorio para fomentar la exploración y recuperar nuestro lugar en el mercado. Así como la creación de un viceministerio de Hidrocarburos y la instalación de un equipo de seguimiento técnico para el otorgamiento de derechos –con participación privada obviamente–, además de un conjunto de medidas tributarias.
Estas propuestas son definitivamente legítimas y está de más reconocer la importancia de este sector en la economía y la industria del país. Pero, es riesgoso para una institucionalidad ambiental aún débil como la peruana, insistir en simplificarla más.
Deslizar que para ser competitivos debemos simplificar los marcos normativos, posiciona a lo económico sobre lo ambiental. Enfoque que en el debate de los denominados paquetazos ambientales, terminó por sugerir la desaparición de estudios de impacto ambiental en ciertas etapas de proyectos extractivos como en la exploración.
La tarea no es debilitar, sino fortalecer autoridades como el MINAM e instancias como el SENACE, y aportar técnicamente en ello. Para tener estabilidad jurídica, económica y social, necesitamos autoridades fuertes. El Estado debe mostrar avances en diversificación productiva, implementación de mecanismos de planificación integral y participativa; estrategias que promuevan de manera responsable y ordenada cualquier tipo de inversión. En suma, es necesario ampliar el debate sobre el tipo y sentido de competitividad que queremos como país.
Columna Amazonía y Buen Gobierno publicada en Diario Uno el jueves 17 de setiembre de 2015.