Escribe: Sandra Mosqueira.
Existe un común denominador para la mejora de la labor del Sistema Nacional de Evaluación de Impacto Ambiental: la falta de información actualizada en las Líneas de Base. En ese sentido, la tarea del Estado en recoger información para la toma de decisiones resulta fundamental, independientemente si se trata de una actividad minera, hidrocarburífera o agraria.
La línea de base es un instrumento de gestión ambiental que sirve principalmente para determinar la situación de un espacio geográfico en un momento temporal determinado. También, detalla la cantidad de especies en flora y fauna –su entorno y condiciones necesarias para subsistir adecuadamente– así como la calidad de los vectores ambientales (suelo, aire y agua) a impactarse por la actividad extractiva.
Este instrumento no solo es importante para verificar la información brindada por una empresa, sino para determinar si en una zona puede realizarse alguna actividad económica. Por ello, preocupa que ante la presentación de la línea de base de los Estudios de Impacto Ambiental (EIA), los tomadores de decisión no puedan comparar con información oficial reciente.
Revertir este escenario requiere que tanto el presupuesto como los profesionales de la Dirección de Investigación e Información Ambiental y de la Dirección General de Diversidad Biológica del Ministerio del Ambiente (Minam) aumenten. Además, es vital que la información obtenida sea adecuadamente utilizada por los tomadores de decisiones para realizar una revisión integral de los impactos futuros de los proyectos extractivos.
Por otro lado, la Ley N° 30327 permite que líneas de base aprobadas con anterioridad para otros proyectos puedan servir para nuevos proyectos. Ante este escenario, el Servicio Nacional de Certificación Ambiental para las Inversiones Sostenibles necesita líneas actualizadas para exigir mejores estándares en el Programa de Manejo Ambiental, presentado en el EIA.
Es importante crear conocimiento científico a través de las líneas de base, cuya responsabilidad recae en el Minam y en que asuma una postura crítica en la aprobación de los EIA. Las decisiones futuras y presentes, en aras de un desarrollo responsable y sostenible de nuestros recursos naturales, dependen de esto.
Columna Amazonía y Buen Gobierno publicada en Diario Uno el jueves 27 de agosto de 2015.