Transición energética en el Perú para mitigar el calentamiento global

Jul 5, 2022 | DAR Opina, Energía Sostenible, Sin categorizar

Autora: Gianella Minelly Guillén Fernández

La energía y el clima tienen una relación muy estrecha. Esto se aprecia en el cambio climático, ya que este no existiría si no se hubieran utilizado determinadas fuentes de energía basadas en residuos fósiles[1]. El cambio climático es un fenómeno natural que siempre ha existido. En cambio, el calentamiento global es el cambio climático acelerado por la actividad humana, particularmente por la masificación del consumo de energías fósiles, la deforestación y el cambio de uso del suelo.

En los últimos años, el término “calentamiento global” ha comenzado a ser sustituido por el de “emergencia climática”, con el objetivo de dar a conocer mejor la magnitud y la urgencia del reto que enfrenta la humanidad. Así, frente al natural cambio climático, el reto siempre ha sido, el de entenderlo y adaptarnos a este, con la ventaja que se trata de procesos de larga duración. En cambio, frente a la emergencia climática el reto es, frenarla y revertirla en el corto plazo, pues amenaza nuestra existencia como especie.

En respuesta al calentamiento global, surge una alternativa:  la transición energética. Ello implica transformaciones en las actividades económicas de una sociedad en base al abandono de ciertas fuentes de energía, disminuyendo la dependencia hacia los combustibles fósiles y dando pase a la incorporación de otras nuevas fuentes de energía en un horizonte de tiempo amplio; sin embargo, no necesariamente altera las relaciones de poder entre generadores, consumidores, pobladores, Estados y élites.

Existen múltiples relaciones de poder en torno al sistema energético; por  ejemplo, el estrecho vínculo que existe entre energía y pobreza, las condiciones inseguras en las que sectores de menores recursos acceden a la energía, así también, estas mismas personas pagan por los servicios energéticos mucho más respecto a sus ingresos que aquellos de mayores recursos, etc. Estas relaciones de poder favorecen a quienes tienen la propiedad y el control de acceso a las fuentes energéticas, los materiales y las tecnologías necesarias, perpetuando de esta manera las desigualdades existentes.

El debate global sobre una transición energética suele centrarse en los compromisos asumidos de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Acuerdo de París como los avances en mitigación y adaptación, poniendo énfasis en la necesidad de reemplazar las energías fósiles. Pero es importante recalcar el rol que la demanda energética de las personas y las empresas juega en la generación del problema y su solución, punto importante que se desprende del Acuerdo de París, cuando menciona que es necesario modificar los patrones de consumo y que todos los ciudadanos estamos involucrados en el cambio.

El Acuerdo de París, entró en vigor  el 4 de noviembre de 2016 y representa un marco en las políticas de combate frente al cambio climático. El objetivo principal del Acuerdo es el compromiso global de mantener el aumento de la temperatura por debajo de los 2 °C, a través de la implementación de medidas urgentes que hagan compatible el crecimiento económico y desarrollo de los países en armonía con nuestros ecosistemas y a reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) mediante la promoción de nuevas energías renovables.

El Perú tiene un compromiso, que nace en el Acuerdo de París, de reducir sus emisiones. Por ello debe frenar la deforestación[2] (siendo esta la principal fuente de emisión de GEI) y acelerar un cambio gradual en la matriz energética. Pese al incremento en el uso del gas natural,en el país aún existe una fuerte dependencia del petróleo. Esto no guarda coherencia con nuestro potencial de energías renovables, ni con las oportunidades de una mayor eficiencia energética; resulta una muestra de ineficiencia y falta de gerencia del país, no solo desde la perspectiva del cambio climático, sino también de la propia competitividad del país.

En diciembre de 2020 y durante su participación en la Cumbre sobre la Ambición Climática 2020, en aquel entonces el presidente del Perú, Francisco Sagasti, comunicó que el Perú será un país carbono neutral en el 2050. Por ello, anunció la reducción de las emisiones de GEI del 30 % al 40 % respecto a lo proyectado para el 2030.

Según el Ministerio de Energía y Minas, el Perú presenta altos índices de radiación solar a lo largo del año en el sur del país. Este potencial aún no es desarrollado como corresponde; y así como este, existen otros. En ese marco, por ejemplo, está el caso del potencial eólico en la costa y la geotermia en el sur peruano. Es prioritario migrar hacia fuentes sustentables puesto que, existe una gran vulnerabilidad por la excesiva dependencia de los hidrocarburos y de un solo gasoducto.

Todavía se considera al gas como un combustible de transición; sin embargo, existe el riesgo que en el proceso de transporte y extracción ocurran fugas de metano, siendo estas hasta 80 veces más potente que el CO2 en su efecto sobre el calentamiento global[3].

En esta misma línea, utilizar petróleo como fuente de energía conlleva riesgos como el sucedido en Ventanilla en enero del 2022 y como los múltiples derrames de petróleo en la AmazoníaLa emisión de GEI, el impacto fuerte a la calidad del aire y la contaminación en ciudades, son algunos de los efectos del uso de petróleo[4]. Debemos evitar este tipo de daños, están en juego la gobernabilidad y la capacidad de enfrentar el calentamiento global: esta es la urgencia de una nueva política energética.

Organizaciones de sociedad civil vienen impulsando los términos de una transición energética justa, que implica un proceso que cuestione esa trama de relaciones de poder en relación al género, edad, etnicidad en torno a la extracción, procesamiento y consumo del carbón, petróleo y gas. Así también, en el proceso hacia energías sostenibles se debe poner en el centro las voces de las mujeres y las comunidades que históricamente han estado rezagadas de los espacios de toma de decisión.

Migrar hacia fuentes de energía menos contaminantes son procesos de larga duración y es preciso que el Estado tenga un plan que lo contemple. Asimismo, es clave informar e involucrar a todos los actores vinculados con el proceso de transición; de igual manera, el Estado debe promover una comunicación continua y transparente. En un proceso de transición energética hay un costo social económico muy grande, por ello se debe tener en cuenta a las comunidades asentadas alrededor de las industrias extractivas y para ello se requiere un plan que involucre a los trabajadores locales y regionales.

En este contexto, se vuelve preciso promover iniciativas e impulsar políticas de apoyo para las energías renovables no convencionales (ERNC), contemplando los impactos y medidas de mitigación para reducir los riesgos que conlleva incluso el uso de este tipo de energías menos contaminantes.

Principales recomendaciones:

  • El Perú tiene el compromiso de reducir sus emisiones; por ello, debe frenar la deforestación y acelerar un cambio gradual hacia fuentes de energías menos contaminantes.
  • La transición energética es un proceso de larga duración, para ello, urge repensar la política energética nacional y que el Estado tenga un plan de acción a largo plazo considerando el nuevo contexto pandémico y la crisis política- económica mundial.
  • El Estado debe liderar los procesos hacia energías sostenibles, desarrollar un plan participativo con los grupos de interés y responder a las necesidades de la población que habitan los territorios locales. En el proceso se debe poner en el centro las voces de las mujeres y las comunidades que históricamente han estado rezagadas de los espacios de toma de decisión.

 

[1] URPHY INTE Vásquez Baca, U., & Gamio Aita, P. (2018). Transición energética con energías renovables para la seguridad energética en el Perú: una propuesta de política pública resiliente al clima. Espacio Y Desarrollo, (31), 195-224. Recuperado a partir de https://revistas.pucp.edu.pe/index.php/espacioydesarrollo/article/view/20184

[2] La deforestación representa el 51% de la emisión de GEI, según información del Programa Nacional de Conservación de Bosques para la Mitigación del Cambio Climático Recuperado de: http://www.bosques.gob.pe/new/Categorias/seccion/2#:~:text=En%20el%20Per%C3%BA%2C%20nuestra%20principal,si%20trabajamos%20de%20manera%20conjunta.

[3] Diálogo Chino, (2022). El rol del gas natural en la transición energética de América Latina. Recuperado de: https://dialogochino.net/es/clima-y-energia-es/50409-rol-gas-natural-transicion-energetica-america-latina/

[4] UTEC, (2022). Transición energética: la importancia de migrar a fuentes de energías renovables. Recuperado de: https://www.utec.edu.pe/derrame-de-petroleo-ventanilla-lima-efectos-y-oportunidades-transicion-energetica