Escribe: Octavio Galván Gildemeister (columnista invitado).
Con el avance de la frontera agrícola, el paisaje de la Amazonía peruana sigue cambiando de manera inexorable. Ahora es común observar grandes superficies de bosques primarios junto a poblaciones migrantes, en las que existen una gran diversidad de ecosistemas naturales (fragmentos de bosque primario, bosques secundarios, etc.) y antropogénicos (resultado de actividades humanas, tales como chacras con cultivos de subsistencia, plantaciones de cacao, café, palma aceitera, pastizales, sistemas agroforestales, etc.).
Esta nueva realidad plantea un desafío a las autoridades que administran los recursos forestales y de fauna silvestre, pues la conservación de la biodiversidad ya no puede enfocarse exclusivamente en la protección el resguardo de las áreas naturales protegidas.
Considerando las enormes superficies por conservar, los exiguos presupuestos que otorga el Estado a toda actividad forestal y la presencia, cada vez más numerosa, de población foránea en la Amazonía; la mejor estrategia para la conservación de los recursos forestales y de fauna silvestre es su manejo.
Puede sugerirse que el manejo debe priorizarse en las grandes superficies de bosque (áreas naturales protegidas, bosques de producción permanente concesionados o aún sin concesionar, bosques comunales y locales, etc.) pero, gradualmente, se deben iniciar actividades para la restauración del paisaje forestal (mediante técnicas ya validadas) y para el establecimiento de corredores biológicos a través de fragmentos de bosques primarios, secundarios, sistemas agroforestales, plantaciones y otros ecosistemas naturales o antropogénicos.
Todo lo anterior sumado a un marco legal e institucional, eficaz y eficiente, y a un ordenamiento territorial concertado; nos permitirá crear un modelo de manejo del nuevo paisaje amazónico, paisaje que, aunque nos cueste aceptarlo, existe y exige la formación simultánea de nuevos profesionales, tomadores de decisión y de agentes de cambio, libres de intereses corporativos, subalternos o personales y; además, libres de ataduras a paradigmas que no corresponden a los tiempos actuales y retos a futuro.
Columna Amazonía y Buen Gobierno publicada en Diario Uno el miércoles 9 de setiembre de 2015.